Algo de eso fue lo que ocasiono que cuatro aviones de gran porte tuvieran que aterrizar el 26 de noviembre de 1993 en el aeropuerto Taravella de la ciudad de Córdoba.
Un Boeing 767-300 de United Airlines y tres Boeing 747-200 de las empresas Aerolíneas Argentinas, United Airlines e Iberia fueron las estrellas de esa calurosa mañana de la docta. Como solía ocurrir en esa época (y cuando a la gente no se la privaba de ver los aviones desde cerca), una multitud se quedo contemplando por varias horas la fisonomía de las majestuosas maquinas.
Claro que no faltaron las típicas quejas de los pasajeros procedentes desde diferentes lugares y exhaustos por tener hasta en algunos casos diez horas de vuelo encima, por lo que descargaban su bronca contra personal de check-in, aeropuerto, o prensa presente.
La situación en el aeropuerto de Ezeiza (lugar hacia donde volaban los mencionados aviones) no era para nada alentadora, ya que a los problemas meteorológicos se le sumo el despiste de un DC10-30 de VIASA que termino con su nariz enterrada en el barro del aeródromo bonaerense al intentar aterrizar pese a la fuerza de la tormenta que se abatía a primera hora de la mañana.
LA VOZ DEL INTERIOR como siempre se hizo eco del acontecimiento, y esto fue lo publicado al día siguiente en su edición de papel.


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