Pero vamos a contarlo cronológicamente, así, como siempre tratamos de hacerlo nosotros.
Luego del despacho de nuestro equipaje, y el escaneo del de mano, nuestro boarding pass es cortado e ingresamos por puerta 12 a una de las mangas del renovado aeropuerto metropolitano.
Según el sitio de la empresa Aerolíneas Argentinas, el vuelo AR 1734 que tomaríamos seria operado en un Boeing 737-700, aunque al detenerse nuestro colectivo que nos llevaba del edificio principal al avión, nos encontramos con la sorpresa que en realidad el avión seria el Boeing 737-500 LV-BIH. Pues bien, hora de testear esta aeronave y el servicio.
Y a decir verdad, esta maquina en clase económica no era de los aviones mas cómodos que hayamos volado antes. Lo cierto es que el espacio entre asientos es bastante pequeño, y lejos se estaba de tener el mismo placer que significa viajar en un aerodino serie -700, el cual nos permite estirar las piernas sin problemas.
Ya sentados en nuestro asiento 11A (ventanilla), rodamos por plataforma hasta cabecera 13, y despegamos por dicha pista con un suave viraje por izquierda, que nos dejaba ver desde el aire el aeroparque. Haciendo una mirada generalizada, llegábamos a la conclusión que el porcentaje de ocupación era de un 85 a 90%, y como dato curioso, hay que decir que la mayoría de los pasajeros era de nacionalidad no argentina. Indudablemente el turismo hace mella en este tipo de vuelos.
Cruzando el Rio de la Plata en diagonal, y con proa a la provincia de Entre Ríos, alcanzamos nuestro nivel crucero, y (siempre sobrevolando territorio argentino) continuamos vuelo hacia Iguazú.
El catering fue exactamente el mismo que el descripto en el vuelo anterior del Embraer (tramo Córdoba – Aeroparque), pero a diferencia los hermosos aviones de fabricación brasilera, este Boeing no tenia pantalla de entretenimiento a bordo, por lo que solo quedo la opción de leer las revistas “Alta” y “Cielos Argentinos”, o bien, disfrutar del vuelo mirando por la ventanilla (por supuesto, esta fue la elección nuestra).
Iniciando el descenso en el limite de la provincia de Corrientes y Misiones, el capitán nos anuncia que debido a las excelentes condiciones meteorológicas (y previa coordinación con el control de Puerto Iguazú y Foz Do Iguazú) realizaremos un sobrevuelo panorámico de las Cataratas.
En el lapso que duro este anuncio (en ingles y español), casi la totalidad del pasaje ya tenia su cámara fotográfica o de filmar en mano y lista para grabar un momento único, y que seria casi un pecado perdérselo.
Los del sector izquierdo del avión fuimos los primeros privilegiados de disfrutar de este paisaje inigualable, y que solo la madre naturaleza podría haber creado. Tanta belleza junta es imposible de describir en palabras, ahí, donde se conjugan esas enormes caídas de agua, y el verde infinito de la selva, el ser humano se da cuenta de lo pequeño e indefenso que es ante semejante inmensidad. Siguientemente le tocaría el turno al sector derecho del avión, y llegaría el momento de iniciar las maniobras de final y aterrizaje por pista 31 en Iguazú.
Luego de un delicado aterrizaje, ingresamos a plataforma, y es increíble notar como la típica tierra colorada lo cubre todo. Desde una zapatilla hasta las ruedas de los vehículos de handling del aeropuerto. Eso en definitiva es una característica del lugar, que por un sinfín de motivos lo hace diferentes a tantos otros.
A pesar de abandonar el avión por manga, era inevitable no sentir el rigor de los 32 grados y el 70% de humedad que daban fin a la tarde misionera, y hasta reporte también.
Aquí el video con el despegue desde Aeroparque, el sobrevuelo de Cataratas, y el aterrizaje en Puerto Iguazú.
1 comentario:
muy buen informe fotos videos, saludos desde ECA
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