El aeropuerto Taravella hace más de treinta años

A fines de la década del 70’ y principios de los 80’ inclusive, el aeropuerto Córdoba lucia ciertamente diferente a lo que hoy conocemos.
La plataforma era mucho más pequeña, capaz de albergar a solo unos pocos B737 simultáneamente. El alambrado divisor entre el púbico y la plataforma era inexistente. Unos años después, la autoridad aeroportuaria decidió colocar uno que apenas superaba el metro de alto. Las calles de rodaje, también tenían sentidos y medidas diferentes. Casi otro aeropuerto.
Claro que la tecnología también brillaba por su ausencia. Nada de pantallas informativas de vuelos, nada de letreros de check in digitales, y muchos menos servicios en general.
El tráfico aéreo era otra cosa también, y posiblemente lo que más se pueda extrañar si se compara con la actualidad. La plataforma era ruidosa, así como nos gusta a los fanáticos de los aviones. Motores JT8D por doquier, APU’s que parecían chillar, y aviones que volaban a gran variedad de destinos, sin tener que pasar por Buenos Aires.
Los Boeing 737-200 y 727, BAC 111, DC9, MD80, y Fokker F28, eran el alma de cualquier aeropuerto argentino en esos tiempos. Por lo que escuchar despegues, y reversores en aterrizajes desde muchos kilómetros de distancia, era simplemente común.
Los primeros spotters empezaron a surgir en esa época también. Claro que no había cámaras digitales, receptores de VHF, internet, ni ningún radar que permitiese ver los aviones al instante.
“Todo era mucho más sacrificado”, nos cuentan esos tipos cuarentones y cincuentones, que hoy nos llenan de anécdotas a los más jóvenes.
“Era cuestión de agarrar la bici o el Renault 12, comprar el diario LA VOZ para ver que aviones se podían llegar a ver, e instalarse varias horas en las adyacencias del aeropuerto para ver esos geniales pájaros de metal”, afirman los viejos spotters.
Había que saber gestionar las fotos. Esa era quizás, una de las diferencias más grandes respecto a estos tiempos modernos. A veces, las posibilidades de hacer buenas imagenes eran 12, 24 o 36, dependiendo del margen de cada rollo fotográfico. Sera a lo mejor esa la explicación para entender porque antes se hacía mas spotting visual y manuscrito, que fotográfico.
Hoy, podemos llegar a tener la chance de tomarles miles de fotos a los aviones y darnos el gusto de elegir solo aquellas que consideremos buenas.
Pero hay cosas que la fotografía digital todavía no puede alcanzar. Una de ellas es que con las cámaras analógicas era casi obligatorio revelar esos rollos, por lo que las imágenes quedaban plasmadas en papel si o si. Ahora, con las cámaras digitales en cambio, muchas fotos “mueren” en una PC, y pocas son impresas a papel. Es decir, que no perduran en la eternidad en cierto punto, como si pasaba con las de rollo.
Por suerte, esas imágenes hoy están en cajones, albums, o roperos de la abuela, y algunas llegan a nuestras manos para poder ser escaneadas y ser subidas a la web para que el mundo las vea.
Gustavo D’ Ascenzi es uno de los spotters más conocidos y queridos de Córdoba. Gestor y autor de las fotografías que serán posteadas en este artículo, pero narrador de historias y anécdotas del aeropuerto Taravella que son dignas de ser parte de un libro.
La llegada del presidente Sandro Pertini en un DC10 de Alitalia, las alternativas de Panam, Eastern, el DC4 de LADECO, el DC8 de Aeroperu, y los aviones de las delegaciones del mundial 78’ a Pajas Blancas son algunas de ellas.
Aquí abajo mostraremos estas fotografías que pese a su lógico desgaste por el paso de los años, tienen un valor histórico y sentimental para el aeropuerto Córdoba, casi incalculable.