El ambiente en este aeropuerto es agobiante. Mucha humedad, mucho calor, poco viento. La tierra colorada que se adhiere instantáneamente a cualquier parte de nuestra ropa, y que la notamos cuando volvemos a casa, lo que hace que sea imposible evitar reconocer desde que ciudad venimos. Pero esta “pesadez” no opaca lo lindo que es estructuralmente este aeropuerto. Veamos.Para llegar a el, tenemos que recorrer una larga ruta (casi toda recta, y con subidas y bajadas) en donde hay mucha vegetación a ambos costados. Dicho camino va desde la ciudad, y termina justamente en el aeródromo. Hay que destacar que la aeroestacion esta dentro del Parque Nacional Iguazú.
Luego de pagar nuestro ticket en la cabina de parking, nos cruzamos los primeros carteles típicos de un aeropuerto. El edificio es de ladrillo, y tiene el mismo tono de color rojizo, que posee la superficie de toda esta localidad.
En la entrada podemos ver la replica de un A4 matricula C-215, y algo parecido a un C130 Hércules.
El edificio esta dividido en dos plantas. Una para arribos (planta baja), y otra para partidas (primer piso).
Una de las cosas más lindas de este aeródromo, es la confitería ubicada en el primer piso, la cual tiene una linda vista hacia la plataforma. Sin embargo, la vista podría ser mejor si estuviera habilitada la terraza-mirador.
Su torre de control no es tan alta, y su aspecto desde afuera es un poco viejo. Pero nada importa si al subir miramos a nuestro noreste, y divisamos la impactante bruma de las Cataratas del Iguazú. 
La plataforma tiene lugar para 8 aeronaves como máximo, aunque el número puede llegar a ser inferior inclusive, si el avión que esta en alguna de esas posiciones es un poco largo. Por ejemplo, un MD80. Llama la atención, que el asfalto también adquiere un color rojizo, debido a la inevitable tierra colorada que esta constantemente en el aire. 
Además, hay que agregar que este aeropuerto tiene dos mangas de vidrio.
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