Suponemos que cuando desde la Fuerza Aérea Argentina
comenzaron a ver el calendario de reojo este año, el anterior, o quizás el
anterior del anterior, se dieron cuenta que algo grande se estaba acercando…100
años. Si, un siglo que parece ser solo una cifra, pero quien entiende un poco
de historia aeronáutica sabe que va más allá que tres simples “numeritos”.
Un centenario en la aviación es redondear un ciclo de de
crecimiento, o mas que redondear, es continuar con un progreso. Los aviones,
esos pájaros de metales que dan alas a cualquier nación, tiene la amplia gama de
opciones de transportar personas desde un lado a otro del mundo, hasta de
defender una soberanía. ¿O alguien no recuerda una tal guerra de Malvinas? Pero
claro esta, es lógico pensar que es mejor resolver un asunto diplomático en un
escritorio, que en una batalla. Es cierto, todavía nos duele y recordamos que
muchos de nuestros pibes dejaron su joven vida allá en el sur.
Aunque aclaremos, la aviación militar argentina no siempre
fue sinónimo de violencia. Recordemos las miles de misiones humanitarias en
nuestro país, e inclusive afuera de nuestras fronteras también.
La Antártida, otro lugar en donde los aviones (Hércules,
Twin Other, y ahora MI 17), se han trenzado en lucha contra un enemigo
silencioso: El frio, pero casi siempre ha ganado esta lucha, al lograr llevar
alimentos, y otro tipo de ayudas a esos argentinos que la vida y el destino les
eligió como morada (aunque sea por un tiempo), el polo sur.
Y podríamos seguir nombrando hitos de la aviación militar
argentina en estos 100 años.
LADE, uniendo pequeñísimo poblados, que sino fuera por eso,
seguramente estarían aislados de lo que se denomina a veces civilización.
Y son tiempos duros para nuestra aviación... Son épocas en
donde la plata que se destina a las fuerzas es contada. Por la crisis, por la
mentalidad del gobierno, por ambos, o por cualquier otro motivo. Pero el amor a
la aviación de muchos, y las ganas de querer que esto siga vivo, es obra y arte
de la gente encargada de eso. Aquellos cadetes, oficiales, mayores, o de cualquier
rango que fuere, que se levantan cada día pensando en que esto puede ser mejor,
a pesar de las trabas y las limitaciones que vienen desde “mas arriba”.
Y la prueba esta en el festival que paso por EAM el fin de
semana pasado. Porque pensar que más de 700.000 personas puedan estar ahí en
solo tres jornadas, le hubiera puesto los pelos de punta a cualquier encargado
de prensa, protocolo, controlador de torre, o similar. Sin embargo, ya es
sabido como se dio todo. Un éxito. En donde se noto que el trabajo no había empezado
ayer, sino que había una planificación madura y seria, que hizo que hoy podamos
brindar por eso.
Stands de todo tipo de merchandising distribuidos entre dos
hangares, aviones y helicópteros de cualquier organismo, color, marca, etc. fueron
el sostén de esta fiesta. Aunque no
podemos dejar de obviar que tanto Prefectura como Gendarmería, fueron los
grandes ausentes, pese a las promesas de participación hechas desde un
principio.
La parte de prensa fue de lo mejor. Acreditaciones rápidas y
sin contratiempos, espacio delimitado cómodo como para trabajar, catering (café,
agua, lugar para recargar baterías, etc), y lo que fue lo mas cordial, la preocupación
de los encargados a cada rato, por saber si se necesitaba alguna cosa, o por si
nos surgiera algún problema. 10 puntos, sin dudas.
El publico también brindo lo suyo, comportándose en su gran mayoría
de acuerdo a las indicaciones de cada personal militar, y “copando” en familia
el enorme predio de EAM.
Y así se nos fueron estos 100 años. Tan rápido se fue, que
cuando apenas lo empezábamos a disfrutar se nos escapo de las manos, y se nos
fue, VOLANDO…
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