Un aterrizaje forzoso con mucha suerte

En la noche fría y lluviosa del 8 de julio de 1997, todo era normal para el Aero Commander 500 LV-IYO.
El avión había despegado desde San Fernando del Valle de Catamarca con destino al aeropuerto Córdoba, cumpliendo uno de los rutinarios vuelos de la empresa postal OCA. Pero cuando el vuelo promediaba, un inesperado engelamiento provoco el detenimiento de uno de los motores, transformando al avión en un tránsito en emergencia, según decidió declarar su propio piloto en ese momento.
La maquina, con cuatro almas a bordo no pudo llegar a la cabecera 18, y termino aterrizando forzadamente en un campo situado 2km al norte de la pista principal del aeropuerto Taravella, causando apenas heridas leves a sus tripulantes y dándole un toque milagroso al incidente.
Así lo reflejo el diario LA VOZ DEL INTERIOR en su edición del día siguiente.