El 30 de octubre de 2003, un furioso meteoro pasó por el aeropuerto Taravella trayendo múltiples problemas para la aeroestacion de camino a Pajas Blancas.
Cerca de las 14:30hs de aquel día, ráfagas de hasta 63 nudos (según METAR chequeado) arrasaron todo lo que encontraron a su paso como objeto indeleble. El hangar de la DPA Córdoba literalmente desapareció, y el otro usado como depósito de carga ubicado al norte, también cedió ante la tormenta.
La peor parte se la llevo la torre de control del aeropuerto, que en determinado momento no aguanto más, y sufrió el estallido de sus vidrios y el ingreso de agua y granizo a los puestos de control. Un verdadero caos en un espacio ciertamente reducido.
Pero fue ahí donde la profesionalidad de los controladores de turno salió a flote logrando hacer desviar dos aeronaves que se aproximaban a Córdoba. Un Jetstream 32 de Aerovip que provenía desde Rosario, y un Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas que llegaba desde Puerto Iguazú.
Dada la gravedad de la situación, y la visibilidad que se había reducido a apenas 100 metros, el aeropuerto se cerró para todo tipo de operaciones, y así se mantuvo por varias horas hasta retomar a la normalidad. Dos aviones quedaron en plataforma sin poder volver a despegar, siendo estos un Boeing 737 de LAN Chile y otro de Aerolíneas Argentinas.
Uno de los audaces controladores aéreos que estuvieron en ese momento sufrió heridas teniendo que ser internado en un nosocomio de la ciudad de Córdoba.
Casi doce años después, recordamos este suceso mediante estos recortes de diario extraídos desde el archivo del blog, y publicado en su momento por LA VOZ DEL INTERIOR.
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