Durante un corto lapso de tiempo en el mes pasado, hicimos una visita al aeropuerto Marcos Gelabert de la Ciudad de Panamá (o Albrook), como es conocido por su ubicación geográfica en la capital del país.
Como ya habíamos mencionado en un informe anterior hace dos años, en ocasión de otra visita, el aeropuerto se parece bastante a lo que es Aeroparque y San Fernando en Buenos Aires, tanto por su tráfico, como por su entorno céntrico.
En este aeródromo esta la base de Air Panamá, que es la segunda empresa en importancia dentro de país centroamericano.
Sus aviones Fokker 50, Fokker 100, Cessna 208 Caravan y Britten Norman, le dan un movimiento constante al lugar. Tanto en tierra como en el aire.
Con esas aeronaves cumple diversos vuelos a países limítrofes como Colombia y Costa Rica, pero principalmente a localidades pequeñas y medianas de Panana, siendo esto de vital importancia para llegar a lugares donde otras compañías o taxis aéreo no lo hacen. Ya sea por rentabilidad, o por lo precaria de las instalaciones para aviones de mediano porte.
Mas allá de la importancia de Air Panamá para el aeropuerto de Albrook, la aviación general también tiene otro rol significativo.
Aviones del tipo Cessna Citation, Gulfstream, Falcon, Learjet y Challenger (entre otros), le dan un toque ejecutivo a Marcos Gelabert. Ademas de varios modelos de helicópteros que hacen vuelos turísticos, de control policial, y de instrucción por la zona de la metrópoli.
Otro punto importante en el aeródromo, es la base de varias escuelas de vuelo. Una de ellos, es nada más ni nada menos que el semillero de pilotos panameños para COPA Airlines. Con todo lo que eso significa.
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